PLAYAS

By MAREMECUM

Cala Beltran

Cala Beltran, Mallorca
Nivel de ocupación
  • Bajo
Tipo de sedimento
  • Grava clara

Una preciosa excursión para llegar a una de las calas más singulares de Mallorca.

Según llego a Cala Pi me encuentro con Gabriel, un tipo joven, de aspecto bonachón y carácter abierto, uno de los pocos pescadores que, aunque a tiempo parcial, aún sigue trajinando por aquí; y como ando sobrado de tiempo y ganas de escuchar pego la hebra y nos sentamos.

Él medio entregado a sus artes, las de reparar el aparejo, y yo a las mías, las de limpiar los objetivos que se me han vuelto a llenar de salitre. Mientras cada cual hace lo suyo Gabriel se enzarza en una charla, no sé si conmigo o con él mismo, y me cuenta cómo le ha cambiado la vida, cómo le afectó esto de la llegada de los guiris. Y se queja de lo dura que es la mar, de cómo te puedes pasar el día reparando los aparejos por haber faenado cuando no debías, mientras los demás salen y pescan todo lo que tú no has podido por tener que quedarte en tierra. Recuerda con nostalgia los tiempos en que se mercadeaba con tabaco y guardaban el botín en las covachas de Cala Pi. Cuando soplaba el migjorn hacían el desembarque en Cala Beltrán y volvían por los senderos, entre los pinos, junto al acantilado, amparados por la oscuridad y el buen conocimiento de todos los vericuetos. Hoy, en cambio, los tiempos han cambiado. Para él y para muchos. Porque lo de la pesca ya es solo cosa de los domingos mientras que durante el resto de la semana se dedica a llevar agua con una cuba “para que el guiri se pueda duchar dos veces al día, secarse con las toallas recién lavadas y pasearse por el césped bien regado del campo de golf”.

Descripción: El mar penetra entre los cantiles y serpentea de forma prodigiosa hasta llegar a un rincón donde los cantos y las gravas se acumulan bajo la sombra de un pino de talla colosal en comparación con la de esta calita, que tan solo cuenta con poco más de 5 m. Impresionante hallazgo.

Accesos: Después de bajar las escaleras de Cala Pi y cruzar la playa sigue hasta pasar junto a los chamizos, donde encontrarás una escalera tallada en la roca del cantil. Después de subir varios metros sigue el sendero hasta cruzar los restos de un viejo muro. Después el camino se bifurca, entonces coge el ramal derecho. En total son 1.000 m de excursión entre los pinos que bien valen la pena. ¿Te atreves?

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