Una buena cala para disfrutar del nudismo y de la tranquilidad.
En esta preciosa playa se magnifica un llamativo fenómeno en el que ya te habrás fijado mientras caminabas desde Binimel·là hacia aquí: se trata de la diferente coloración de la arena, con una mezcla entre sedimentos rojizos y otros de color gris oscuro.
Están juntos, pero no revueltos. Ello se debe al peso específico y origen totalmente diferentes de cada uno de los granos de arena. Los más claros y finos provienen, por una parte, de infinidad de bioclastos (restos de conchas, erizos de mar, etc. arrastrados por el mar, que se pueden apreciar a simple vista cogiendo un puñado de arena en la mano), y, por otra, de la erosión de las dunas fósiles que rodean la playa, que son rocas sedimentarias en cuya estratificación se puede observar fácilmente las capas de arena superpuestas. La arena de tonos más rosados (con porciones de color blanco, etc.) proviene de la erosión de los cuarzoqueratófidos que afloran en Pregonda, Illes Bledes, etc., que son rocas subvolcánicas. Y, por último, la arena de tonos gris oscuro, que proviene de la erosión de las turbiditas calcáreas y siliciclásticas del carbonífero que afloran en las cercanías de la cala.
Descripción: Esta playita tiene forma longitudinal (80 m de largo por apenas 8 m de anchura) en lugar de la típica forma de concha (con proporciones inversas) que hemos ido observando hasta el momento. Se generó gracias a la facilidad de erosión de las dunas fósiles, que van fraccionándose por los vanos que quedan bajo ellas, cayendo y quedando expuestas a la abrasión del mar. El borde norte de la cala está fracturado, mientras que el del sur deja una cueva bajo la que resguardarse cuando el sol aprieta. Los fondos son rocosos, buenos para el buceo.
Accesos: O caminando 900 m desde el parking de Binimel·là o 300 m si aparcas más allá, junto al camino que hay después de la primera casa que veas cuando sigas adelante por la pista en vez de girar hacia el parking. El caminillo principal se desvía al final hacia la izquierda y llega directo hasta la cala.
Servicios: En el bar de Binimel·là.
