Deliciosa y perfecta para los niños.
Si alguien tuviese la amabilidad de preguntarme sobre cual me parece la playa más fotogénica –y pintoresca– de Cadaqués le diría que esta, la del Port d’Alguer. No se lo que pensaría Salvador Dalí –que también la retrató– pero a mí me tiene enamorado.
Y no es que sea por los baños que te puedas dar aquí –que son bien apetecibles–, ni por esas mañanas de primavera tendidos al sol antes de tomar el vermut en El Casino –que también son muy recomendables–, sino por la estampa todo poderosa de la Iglesia de Santa María, la que se asoma a la playa destacando entre todo y entre todos. Seas beato o no, una visita a Cadaqués no es del todo completa sin haber visitado la iglesia más representativa del pueblo. Si quieres sentir toda la esencia del templo, te recomiendo que vengas como feligrés en lugar de como turista, aunque si llegas y está cerrada podrás ver de todos modos el famoso retablo (y las preciosas vistas de la bahía). Ve a la hora de la misa (los sábados a las 19 h y los domingos a las 11 h, aunque a veces cambia), siéntate y observa. No hace falta que reces si no lo crees necesario, pero sí que admires la belleza del retablo barroco, uno de los más importantes de Cataluña y de los pocos que sobrevivieron a la Guerra Civil. Este se salvó de milagro, y eso que usaron la iglesia como calabozo. Para protegerlo de los ataques levantaron un tabique frente al altar en el año 1938, pero con lo que no pudo la iglesia primigenia fue con el pirata turco Barbarroja, que la destruyó en 1543. La que ves hoy día se construyó con el dinero de los pescadores que faenaron en los días festivos. Amén.
Descripción: Una playita urbana preciosa, protegida, con mucha arena y algo de grava. Una vez en el agua el fondo es arenoso, delicioso, perfecta para los niños.
Accesos: Cuando estés justo frente a la playa Gran sigue hacia la derecha por la punta de Es Baluard y voilà. Te será difícil aparcar cerca de la playa.
Servicios: Alquileres náuticos (kayaks, lanchas, etc.) y una ducha.