La meta de una preciosa excursión.
Navegando hacia el Cap de Creus la Cala Talabre es la primera gran cala que se ve después de haber doblado la Punta Blanca y el Cap Gros. Pero tendrás que saludar antes al Pere Miquel y al Lleó del Golfet, dos de sus ocho míticas esculturas.
Curiosos monumentos naturales de piedra tallados por la naturaleza y la fuerza del destino, el que dictaminó que hubiera esa gran roca con forma de pescador sentado al borde del acantilado, y esa otra un poco más allá reposando al ras del agua, como si de un enorme león se tratara. Pero estas curiosas tallas se ven solo navegando; caminando hacia aquí tienes que ver otras piedras antiguas esculpidas por la mano del hombre en vez de por la fuerza de los elementos. Se trata de la milenaria ermita de Sant Baldiri de Tavallera, situada en el corazón del Cap de Creus –casi a mitad de camino hacia esta cala–, junto con los restos de la masía abandonada de Puignou. Cálzate las botas o súbete a la bici, porque hoy vas a disfrutar. Y si puedes vente en primavera, cuando estos campos abandonados de la mano de Dios se visten de colores salpicados por infinidad de flores. Entonces tráete la cámara, la cantimplora, etc. y empieza a caminar al final del Carrer del Mirador, en lo más alto del Port de la Selva, donde comienza una pista señalizada que te conducirá hasta el Mas de puignou (1.7 km de andadura) y la famosa ermita (a unos 3 km). De aquí hasta la playa (a esta y a la anterior) apenas hay otros 2 km de pista (indicada y en buen estado). Pero, antes de llegar, la pista concluye, y entonces comienza un sendero muy poco delimitado que baja durante los últimos 0,5 km. En total tendrás que caminar unos 8 km.
Descripción: Se trata de una playa de grava y con forma de embudo con unos 50 x 50 m de superficie. Es un fondeadero muy popular. En la parte trasera se embalsa el agua del torrente, donde si tienes suerte puede que veas tortugas en peligro de extinción.
Accesos: Los que fui describiendo.
Servicios: Ninguno.