
Hoy quiero hablaros de mi querida Mallorca, la mayor de las Islas Baleares… Y quiero defenderla de quienes afirman que aquí solo hay bloques de hormigón y playas atestadas de turistas venidos del norte. De los que solo se fijan en ella cuando es noticia por los altercados entre jóvenes turistas de borrachera y eso que llaman el balconing, esa peligrosa moda que tantos disgustos nos ha dado, como si esto fuera el mal de toda una isla. Pero no.
| Ciclistas aficionados de camino a Cala Es Matzoc, en el Parc Natural de Llevant. © El Playólogo/Maremecum
No. Amigos míos… eso no es Mallorca. Mallorca es la isla de las largas caminatas y/o excursiones en bicicleta de montaña a la vera del mar por paisajes increibles que nada saben del hormigón. Y te lo digo yo, que me la conozco como la palma de mi mano. No en vano la he recorrido mil y una veces caminando, volando y navegando. Y una buena prueba de ello es la propuesta que hoy voy a haceros, partiendo del Parc Natural de Llevant, en el extremo NE de la isla, muy cerca de Artá, y así ya de paso conocer más sobre las enigmáticas atalayas de defensa de esta histórica isla. Estos parajes atesoran playas totalmente vírgenes como las de cala Mitjana, Es Matzoc, Sa Font Celada, Arenalet des Verger… Son arenales a los que solo se llega caminando por un precioso sendero que discurre a la vera del mar y donde todavía es posible la felicidad plausible: la de estar con los pies enterrados en la arena y la mente en las nubes, la de disolverse en esas aguas de esmeralda y turquesa líquida sin ver nada más que maquia mediterránea a tu alrededor. Como si nada hubiera cambiado desde aquellos tiempos en que sufríamos los ataques de los sarracenos y los piratas turcos.
| La Torre d 'Albarca es la torre de defensa que se alza en el altozano entre las playas de Es Matzoc y Sa Font Salada. Se puede subir por unas escaleras, a pesar de que se encuentra en mal estado de conservación. © El Playólogo/Maremecum
Y todo esto viene a cuento de la torre de defensa que se ve desde esta misma playa, la de Es Matzoc, que es preciosa. La playa y la torre. Imagínatela, ahí apostada, al borde del precipicio, asomada al Mediterráneo, como intentando atisbar en el horizonte la llegada de naves enemigas. Se puede (y se debe) subir por unas escaleras interiores de caracol y asomarse al vacío. Y sentarse e intentar imaginar cómo sería la vida de aquellos antiguos torreros. Esta atalaya junto con otras ochenta y cuatro más fueron construidas a lo largo de todo el litoral mallorquín como sistema de vigilancia y defensa, ya que tras la invasión cristiana acaecida en 1229, los saqueos y expolios sobre las ciudades costeras de Mallorca por parte de los sarracenos fueron un continuo. Querían recuperar lo que había sido suyo.
| Mallorca es una isla repleta de parajes protegidos y parques naturales, de tramos de costa vírgenes con playas hermosísimas además de un Parque Nacional (el del archipiélago de Cabrera) que es único en el Mediterráneo. Con esta imagen puedes imaginarte lo bonito y placentero que tiene que ser recorrer ese sendero labrado en la roca, que viene desde cala Mesquida y llega hasta el refugio de s'Arcenalet d'Aubara. © El Playólogo/Maremecum
Es por ello que la mayoría de los grandes núcleos, a excepción de Palma, fueron construidos a cierta distancia de la costa, mientras que se mantenía un pequeño reducto a orillas del mar conocido como “port de”. Porque nadie quería vivir cerca de la costa, de donde se sabía que nada bueno podía venir. Qué cosas…¿verdad? Ahora ocurre todo lo contrario. Que todos quieren tener vistas al mar y vivir bien cerquita de él. Cueste lo que cueste.
Pero lo de alejarse de la costa no fue suficiente y al final se tuvo que diseñar algún sistema de vigilancia que alertara con la suficiente antelación de la llegada de naves enemigas. Inicialmente se constituyó un grupo de voluntarios que hacía guardia día y noche, así hasta que se construyó durante el siglo XVI esta red de torres de vigilancia intercomunicadas visualmente entre sí. En estas atalayas permanecían vigilando, día y noche, un grupo de dos o tres hombres. Estaban contratados por los vecinos del pueblo y alertaban de la presencia de tropas enemigas mediante señales de humo (de día) y fuego (de noche). Estaban intercomunicadas visualmente entre sí hasta que llegaba la noticia a Palma, donde se encontraba la Torre de l’Àngel, que actuaba como central militar y desde la que se tomaba la decisión de mandar las tropas necesarias. Mientras el tiempo apremiaba, y las gentes de los pueblos, armadas con palos y espetones, debía combatir como pudiera contra la furia de los afilados sables de los sarracenos.
| El paseo hasta la torre d 'Albarca es una auténtica delicia, y se puede hacer también en familia, con niños. Desde aquí hasta el lugar donde puedes dejar el coche aparcado (cala Mitjana) hay unos 1.500 m nada más. Desde la torre puedes seguir caminando hasta el refugio de la playa de s'Arenalet d' Aulbarca, y desde allí seguir por la pista que conduce hasta el centro de interpretación de s'Alquería Vella. Toda esta zona está repleta de rutas por pistas muy cómodas para la btt.
Hoy aquellos tiempos han pasado pero estas playas siguen igual. Estas y muchas otras más. Por eso quiero invitaros a redescubrir Mallorca. A que le deis una oportunidad y que no la juzguéis antes de haberla conocido de verdad. Porque es cierto que durante el mes de agosto está todo masificado. Que no hay quien se acerque a muchas playas (pero esto no ocurre solo aquí, también en el resto de España). Pero hay otros arenales más desconocidos que incluso en el mes de las masas da gusto llegar, aunque haya que caminar un poquito. Y luego están el resto de meses del año... los que más gozamos quienes la conocemos. Septiembre –incluso octubre– son una bendición, la mejor forma de alargar el verano sin sufrir sus excesos. Entonces ya verás tú como te vuelves con otro sabor de boca. Cuando las aguas tienen la misma temperratura del aire y la luz es dulce, cálida y suave. Como será tu experiencia en la genuina isla de la calma.
Además, ¿qué culpa tiene Mallorca de ser un paraíso? No me extraña que quiera venir todo el mundo a verla...