Explorando el Cap Blanc

Mallorca
Senderismo

Si a ti también te gusta la aventura (pero la de verdad) vas a querer explorar conmigo los pasadizos secretos de una batería militar abandonada, pasear al borde del abismo en uno de los miradores más imponentes de Mallorca, descubrir una preciosa calita salvaje que es como un pequeño fiordo o un río de montaña encajado entre las rocas, disfrutar de una de las mejores puestas de sol a 100 m de altura y acabar el día degustando un pa amb oli artesano en un sitio verdaderamente auténtico. Y, ya de paso, conocer la historia de uno de los cabos más siniestros y de los faros más míticos de Mallorca. ¿Te apetece?

 

Cap Blanc

| Vista aérea del Cap Blanc y su entorno. © El Playólogo/Maremecum

Pero has de saber que aquí te propongo dos planes diferentes, uno para disfrutar cómodamente de las vistas y la puesta de sol desde un mirador al que se puede llegar fácilmente en coche (un plan para pasar la tarde que no implica tener que caminar), y otro para quienes tengan más tiempo y ganas de sudar, pues hay que dedicarle el día entero y caminar más de 12 km.

¿Qué te voy a ofrecer en este post?

  • Un plan para medio día o un par de horas, cómodo y para todos los públicos.
  • Otro plan para el día entero que requiere calzado deportivo y ganas de caminar.
  • Qué ver y hacer en el Cap Blanc.
  • Dónde comer producto 100% isleño.
  • Desde dónde ver la puesta de sol: los mejores palcos.
  • Dónde darse un baño refrescante: las mejores calas.

 

Faro Cap Blanc

| Faro del Cap Blanc. © El Playólogo/Maremecum

El planazo de medio día


Si solo dispones de medio día y vienes con pocas ganas de caminar entonces te recomiendo acercarte hasta los acantilados del faro del Cap Blanc y asomarte al precipicio, alucinar con las vistas que hay desde sus casi 100 m de altura y sentarte aquí a ver pasar las nubes y los barcos, una terapia que bien pudiera recetarse contra el estrés y la ansiedad. Otra buena idea (y algo muy popular aquí) es traer la comida y bebida de casa y sentarse a esperar la actuación del supremo artesano, el ocaso sobre la bahía de Palma, un espectáculo que se ve diferente cada día y por el que no hay que pagar. Antes del momento álgido puedes acercarte a explorar los pasadizos de la batería de costa del Cap Blanc, que los tienes a solo 350 m del faro. Llévate una linterna y grandes dosis de valor y osadía para meterte por esos estrechos y oscuros pasillos. Imagínate (te será fácil) cómo serían las vidas de aquellos que custodiaron estas instalaciones militares. Aún quedan en pie las barracas y el lugar donde se ocultaban de la vista los terribles cañones Vickers de 30,5 cm de diámetro (hoy en día desmantelados), esos que trajeron desde el puerto de s’Estanyol, que fue construido en 1950 a posta para poder desembarcar los cañones y proceder a su traslado en absoluto secreto.

 

Bateria de costa Cap Blanc

| Vista desde el interior de la batería de costa del Cap Blanc. © El Playólogo/Maremecum

Otro buen sitio para seguir explorando ruinas militares es en la cercana punta Llobera – Cap Roig, donde se encuentra el Refugi de s’Àguila, una bar/restaurante/tienda muy auténtico donde podrás sentarte a ver la puesta de sol mientras degustas un pa amb oli de calidad, hecho con mimo y productos de proximidad (se pueden adquirir aceite y otras viandas producidas en la finca), después de haber visitado las ruinas del que quizás sea el bunker más espectacular de la zona. Para tal menester no te queda otra que solicitar permiso amablemente a los propietarios del establecimiento, quienes te darán las oportunas indicaciones.

 

El planazo de día completo


Si dispones de todo el día y vienes con ganas de caminar entonces madruga y comienza la excursión desde el faro del cap Blanc hacia cala Pi, porque no se si sabes que hay una preciosa senda que discurre a la vera del mar ofreciendo unas vistas sin igual. ¡Es preciosa! Ten cuidado si vas con niños pequeños: que no se acerquen demasiado al borde para ver cómo se desbravan las olas contra el cantil.

No se si sabrás que justo antes de llegar al faro, en la carretera que viene de Palma, está el que llaman tristemente "el cabo del suicida". Justo aquí tuvieron que poner unas barreras junto a la calzada para evitar "las salidas voluntarias de la calzada” [...] Si te asomas aún puedes ver lo que queda de los coches que se precipitaron intencionadamente al vacío. Me acuerdo que la primera vez que los vi, los coches hechos añicos, fue desde el agua, navegando, y pensé que había sido deliberadamente, pero para destrozar un coche robado o algo así. Pero no. El coche era lo de menos... Eran esas vidas. Destrozadas. Lo que de veras importaba. Ojalá hubiera una fórmula mágica  para convencernos de que quizás mañana o pasado mañana se solucionaran todos nuestros problemas y la vida recobrara todo su sentido. Descansen en paz.

La excursión que iniciamos en el faro en dirección a Cala Pi pasa primero junto a la torre (una de esas míticas atalayas construidas para prevenir la llegada de los sarracenos), donde también han encontrado la paz otras almas atormentadas. Una placa conmemorativa recuerda que: “En este lugar tan bello la providencia te llevó al cielo. Noble donde las haya desea descanses en paz tu amiga del alma. Agradecida estaré hasta el fin de los tiempos por tener tu apoyo en mis peores momentos...”. Qué triste. Se me ponen los pelos de punta cada vez que paso y lo leo...

 

Cap Blanc

| Tramo de la excursión que discurre a la vera del mar desde el Cap Blanc hasta Cala Pi. © El Playólogo/Maremecum.


No decaigas. Sigue caminando, sudando y disfrutando de las vistas hasta llegar a cala Beltrán, donde no sabrás si lo que te encuentras es una cala, un río o un pequeño fiordo. Llévate las gafas de bucear y disfruta, porque el sitio lo merece. Apenas hay playa pero el paisaje es precioso. Con todos esos árboles apostados en la orilla. Y si aún necesitas refrescarte más sigue caminando hasta cala Pi, que la tienes al lado, y ahí podrás comerte el bocata en la arena y pasar la tarde al dolçe far niente antes de volver para ver la puesta de sol desde el cap Blanc. Del cabo a cala Pi hay unos 6 km de excursión, bastante liviana porque apenas hay pendiente acumulada. Pero estoy seguro de que después de subir todas las escaleras que hay hasta la carretera te apetecerá volver en taxi.

 

Torre del Cap Blanc

© Torre del Cap Blanc. © El Playólogo/Maremecum

 

Qué ver y hacer en el Cap Blanc

 

Selfie en el faro artillado: la linterna del Cabo Blanco.

 

Antes de recomendarte encarecidamente que vengas a ver cualquier día de estos la que probablemente sea la mejor puesta de sol de la bahía de Palma voy a contarte un poquito de la historia del faro, para que te des cuenta de con qué monumento vas a compartir la experiencia.

El faro del Cap Blanc se inauguró en 1863 y desde 1970 cuenta con la óptica más antigua en funcionamiento de todas las Baleares, una óptica catadióptrica que había sido instalada en 1859 en el Cap d’Artruch (Menorca).

 

Faro Cap Blanc

 | Faro del Cap Blanc © El Playólogo/Maremecum

 

Faro Cap Blanc

 | Faro del Cap Blanc © El Playólogo/Maremecum

 

Faro Cap Blanc

 | Faro del Cap Blanc © El Playólogo/Maremecum


Cuando estés sentado al borde del abismo, asombrado por la verticalidad de los acantilados, seguro que te cuesta trabajo imaginar que el antiguo servicio de lancha subiera el combustible y las vituallas para el abastecimiento del faro por un camino que discurría por el cantil, ¡porque son casi 100 m de altura! Pero traerlo por tierra era incluso más tedioso... Antes de que se construyera la cómoda carretera que te traerá hasta aquí el faro estaba tan aislado del mundo como los vecinos que vivían en el cabo. Tanto es así que los fareros acabaron haciendo de maestros para los niños de la zona que recibían clases en el faro por la dificultad para llegar hasta Llucmajor.

 

Faro Cap Blanc


| ¿Te imaginas a los niños recibiendo sus clases con estas vistas? © El Playólogo/Maremecum

 

Explorar la batería de costa del Cap Blanc: bunkers tenebrosos

 

A unos 350 del cabo y a 200 m del acantilado podrás explorar los restos desmantelados de una batería de costa que contó con 4 cañones Vickers de 30,5 cm de diámetro, que junto con los 3 cañones del cabo Refeubeitx tenían la misión principal de evitar el bombardeo naval a gran distancia del fondeadero e instalación de la Base Naval de Palma.

 

Bunker Cap Blanc

| Bunker de la batería de costa del Cap Roig/Cap Blanc. © El Playólogo/Maremecum

 

¿Sabías que en los años cincuenta mandaron construir el puerto de S’Estanyol para poder desembarcar los cañones y traerlos desde allí lo más discretamente posible? Desembarcarlos en el puerto de Palma no les parecía buena idea, ya que se pretendía máxima discreción, y traer semejantes cañones por carretera desde allí, además de peligroso por sus dimensiones, era dar demasiado que hablar...

 

Bunker Cap Blanc

| Bunker de la batería de costa del Cap Roig/Cap Blanc. © El Playólogo/Maremecum

 

La batería del Cap Blanc efectuó su último disparo el 24 de mayo de 1994 y está abandonada desde 1996. La del cabo Refeubeitx se conservó en perfecto estado de uso hasta su desmantelamiento en agosto de 1996, cuando todas sus piezas fueron sopleteadas. Es precisamente por haber sido terrenos militares por lo que se logró que toda la zona se mantuviera fuera del alcance de las constructoras, así que, salvo los restos de la batería, es una zona que está totalmente virgen.

 

Batería de costa y faro del Cap Blanc

| Faro y batería de costa del Cap Blanc. © El Playólogo/Maremecum

 

Excursión hasta cala Beltrán y cala Pi: caminando al borde del abismo

 

¿Sabías que se puede llegar hasta cala Beltrán y Cala Pi caminando al borde del acantilado desde el faro del Cap Blanc? Es una ruta preciosa que se puede hacer en menos de 4 horas (unos 13 km ida y vuelta), aunque yendo en grupo con dos coches puedes dejar uno en el faro y otro en cala Pi, o volver desde cala Pi al faro en taxi, y ahorrarte la mitad del trayecto. ¡Vas a alucinar con las vistas que hay desde los 100 m de altura del acantilado! A tu paso te vas a encontrar con una de las míticas atalayas, más restos de edificaciones militares, vegetación esculpida por el viento, el trazado de lo que iba a ser una urbanización, viejas casetas abandonadas y grutas y rocas kársticas modeladas por los elementos. Lleva contigo gafas de sol, protector solar, un buen gorro y agua en abundancia, que no hay ni un sombrajo.

 

Torre del Cap Blanc

| Torre del Cap Blanc. © El Playólogo/Maremecum

 

Cala Beltrán

| Cala Beltrán. © El Playólogo/Maremecum


Dónde comer en el Cap Blanc


Los bunkers y pasadizos de la batería de Costa del Cap Roig – Punta Llobera están muy bien conservados gracias a que se encuentran dentro de una finca privada, donde se ubica el pequeño bar/tienda del Refugi de s’Àguila. Para poder verlos hay que solicitar permiso en el restaurante, que se encuentra en la Carretera de Cap Blanc p.k.16,4 (una vez pasado Tolleric, entre este y el faro del Cap Blanc). Venir aquí a degustar cualquiera de sus pa amb olis o ensaladas hechas con producto local y de calidad (la mayoría lo cultivan ellos mismos en la finca) a la hora justa de la puesta de sol es una experiencia que no tiene precio. También se puede comprar aceite y otros productos de la finca. El sitio es 100% auténtico y aún conserva su carácter, y los propietarios lo gestionan con simpatía. Puedes llamar al 608 64 30 33 informarte y reservar por WhatsApp. No aceptan tarjetas de crédito.

 

REFUGI S'AGUILA

| Bar/tienda/restaurante Refugi de s’Àguila, en el Cap Roig/Cap Blanc. © El Playólogo/Maremecum

 

Dónde ver la puesta de sol: los mejores palcos del Cap Blanc

 

O sentado al borde de los acantilados que hay junto al faro del Cap Blanc o en las sillas del Refugio del Águila mientras degustas una cerveza bien fresquita. Esos son mis palcos preferidos. Aunque si buscas algo más salvaje prueba en las ruinas de la batería militar que hay junto al faro, imaginando una guardia con la vista fija en el horizonte. ¿Vendrán hoy a dispararnos...?
Y para dar envidia en tus redes sociales no dejes de hacerte fotos en el Mhares Sea Club, el famoso beach club de el Delta, donde además de una magnífica puesta de sol sobre la bahía de Palma podrás disfrutar de sesiones chill out y actuaciones musicales en vivo muy, muy elegantes. Una cenita romántica con tu chic@, unas copas muy pero que muy fashion... quién sabe, pero igual acabas celebrando aquí tu boda.

 

Puesta de sol desde Cap Blanc

| Puesta de sol desde el Cap Blanc. © El Playólogo/Marememecum

 

Dónde darse un chapuzón: las mejores calas del Cap Blanc

 

Cala Beltrán. ¿Es una cala o un río?

 

Esta calita sin apenas sedimento emergido (apenas un puñado de grava, rocas y detritus fagocitado por la mar) tiene la particularidad de adoptar una forma similar a la de un río de alta montaña, como si se tratara de cualquier regato del Pirineo. El mar penetra entre los cantiles y serpentea de forma prodigiosa hasta llegar a un rincón donde los cantos y las gravas se acumulan bajo la sombra de un gran pino de talla colosal, en comparación con la de este calita. Para venir a tomar el sol a la vieja usanza no merece la pena, pero para gozar de una excursión diferente, corta pero intensa, partiendo desde la playa domada de cala Pi, o más larga y panorámica, saliendo desde el faro del Cap Blanc, es una magnífica idea. ¿Te apuntas?

 

Cala Beltrán

| Cala Beltrán. © El Playólogo/Maremecum

¿Pero se suda o no se suda?: Pues sí, aquí sí. No te queda otra que caminar como mínimo mil metros, bajando y subiendo bastantes escaleras (las de cala Pi), o darte la paliza de los 7 km que hay desde el cap Blanc.

 

Cala Pi. El fiordo mallorquín

 

Geológicamente, cala Pi es un ejemplo perfecto de cómo sucedió el levantamiento litostático y la bajada del nivel del mar en Mallorca. Su origen está ligado a la presencia de un curso de agua que circula sobre el sustrato y lo erosiona. Cuando se ocasiona una regresión (bajada del nivel del mar), los cursos de agua forman acanaladuras más o menos abiertas y en forma de cañón. Cuando se da el fenómeno contrario, el de la transgresión (subida del nivel del mar), el proceso se invierte y las aguas del mar penetran tierra adentro erosionando más aún y, a su vez, acumulando la arena al fondo del entrante y creando esta cala tan singular con aspecto de fiordo. Merece la pena venir a ver los barcos fondeados levitando sobre sus aguas cristalinas, o hacerse un selfie con su famosa torre.

 

Cala Pi

| Cala Pi. © El Playólogo/Maremecum

¿Pero se suda o no se suda?: Algo sí, pero no como para desistir. Hay que bajar caminando unas cuantas escaleras antes de llegar a este paraíso de aguas calmadas y cristalinas, aunque el coche igual lo puedes dejar bien cerca. ¡Anímate que no es para tanto!

 

Delta. Las calas que creo el hombre

 

Resulta difícil imaginar que a este lado de la bahía de Palma pudiera existir playa alguna, pues son tan verticales los acantilados que apenas se puede aferrar la arena. Pero sí, alguna hay: diminuta, preciosa, coqueta... ¡anárquica! Y rocas donde tumbarse. Y rincones para dos... Y todo en parte gracias a la mano del hombre. Me explico: estos acantilados cuentan con zonas donde la roca arenisca (pedra marés) es de suficiente calidad como para ser empleada en la construcción. De aquí se extrajeron excelentes sillares para la catedral de Palma, etc., y los huecos rectilíneos que dejaron junto a la orilla sirven hoy como piscinas naturales donde se acumula la arena formando calitas. Solo tienes que caminar un poquito hasta dar con tu rincón favorito. Esto para naturistas y amantes de lo salvaje, y para los más comodones y amantes del lujo tienes el Mhares Sea Club, un beach club donde darse un capricho (piscina, hamacas y camas balinesas, gastronomía de nivel, etc.) y gozar sin que te falte de nada.

 

Delta

| Delta. © El Playólogo/Maremecum

¿Pero se suda o no se suda?: Pues si quieres, poco o nada, porque si llegas pronto seguro que aparcas bien cerca, y si no quieres ni llegar caminando hasta la orilla (tan solo hay que caminar unas decenas de metros) puedes irte directo a la piscina del Mhares Sea Club y pedirte un cóctel a la sombra de esas hamacas balinesas.