Las seis mejores calas del norte de Mallorca para familias

Mallorca
PLAYAS

¿Tú también sueñas con descansar cerca de la orilla en una calita tranquila, donde nada se sepa del turismo alborotado, y a donde puedas llegar sin tener que sudar demasiado? ¿Y con una playita cómoda y segura donde poder disfrutar de los primeros baños con tu bebé...? ¿También te seduce lo de tomarse un mojito o unas sardinas a la plancha en un chiringuito con los pies enterrados en la arena? O quizás prefieras una calita medio salvaje donde puedas llevar la comida de casa y hacer un picnic sentados cómodamente junto a la playa.

Bahía de Pollença

Bahía de Pollença al atardecer. © El Playólogo/Maremecum.

Pues haz tus sueños realidad y ven conmigo hasta el norte de Mallorca, a las bahías de Pollença y Alcúdia, donde te tengo seleccionadas las seis calitas más tranquilas y cómodas, ideales para familias (y también para parejas ;-), para que puedas llegar y triunfar a la primera, sin sudar la gota gorda. Hoy no tocan grandes arenales ni playas atestadas de gente. ¡Hoy va de calma y reeeeelax!
Las hay con chiringuito, otras con restaurante y terraza a pie de mar y otras con zona de picnic donde poder sentarse cómodamente con el mantel de cuadros y la cesta de mimbre. Hay otras diminutas que no conoce casi nadie (tan solo los antiguos ermitaños de Belén) y otras donde podrás pasarte la tarde sesteando o leyendo tranquilo, sin oír más ruido que la música del arrullo de las olas. Pero lo que todas tienen en común es que no te hará falta caminar demasiado para gozarlas. ¿Nos vamos?

1) Albercuix, los primeros baños de tu bebé en el Port de Pollença.

No conozco ningún otro sitio mejor para pasar unas tranquilas vacaciones en familia que en el Port de Pollença. Prueba a pasear al final de la tarde bajo los ancestrales pinos y tamarindos del Paseo Voramar y encuentra tu calita de arena fina y aguas calmas para disfrutar de tu bebé. Hay rinconcitos que solo son un puñado de arena bajo las ramas de los pinos, sin apenas pendiente y de aguas cálidas. La mar siempre está en calma y protegida del oleaje. El paseo a la sombra es una delicia, sobre todo al anochecer, cuando se huelen las cenas a la fresca de las familias que veranean aquí de “tota la vida” y cuando se oye la música en directo de los antiguos y elegantes hoteles. Venir en pareja también es una maravillosa idea, sobre todo si os invitáis a cenar en alguna de esas románticas terrazas construidas sobre el mar.

Albercuix

El Paseo Voramar del Port de Pollença permite ir descubriendo puñaditos de arena como este, donde los niños (y los mayores) disfrutan de la calma de estas aguas. © El Playólogo/Maremecum.

2) La playa de S’Illot, la de las meriendas en familia.

Al otro lado de la bahía de Pollença, en su orilla este, la costa nos sorprende con varias calitas deliciosas. No son grandes arenales (esta es de grava más que de arena fina), pero sí que regalan inmensas satisfacciones, pues algunas, como la de S’Illot, ofrecen tanto o más que otras tan famosas como la vecina de Formentor, que después de haberse convertido en una playa Damm ahora es una playa de buses lanzadera. S’Illot es conocida como la playa de la ermita de Sa Victòria, una de las capillas más bellas y con mejores vistas de Mallorca. Aquí puedes llegar, subir a tocar el santo y bajar a darte un chapuzón antes de comer con toda la familia en las mesas de madera del área recreativa. Aunque si quieres no hace falta ni que cocines, que hay un restaurante junto a la playa.

S'Illot

Playa de s'Illot y ermita de Sa Victòria, desde la que se disfruta de unas vistas excepcionales. © El Playólogo/Maremecum.

3) Playa de Sant Joan, las perlas de la bahía de Pollença.

En la orilla este de la bahía de Pollença hay varias calitas de arena. Algunas son inaccesibles desde tierra por tratarse de zona militar (como las del Cap des Pinar), pero hay otras, como esta y su vecina, la de Sant Pere, que tienen todo cuanto se pueda desear. Todas las comodidades y el atractivo para pasarse la tarde disfrutando del mar. Llegas, aparcas cerca, te alquilas un par de hamacas y sombrilla (o no), te pasas por el chiri (a tomarte un daikiri)… y ya está. ¡Que se caiga el mundo, que yo ni me entero (ni quiero)! ¿Te apuntas?

Sant Joan

Playa de Sant Joan a primera hora de la mañana, cuando la calma está aún más garantizada. © El Playólogo/Maremecum.

4) Es Morer Vermell, la calma y tranquilidad personificada.

De la playa de Es Morer Vermell siempre me ha gustado esa calma y sutileza que destila, la tranquilidad que siempre la envuelve y que tanto se anhela en esos días de máxima afluencia de bañistas. Porque mientras que en otras playas no hay quien pare, aquí siempre se está a gusto, protegidos del viento, de las olas y del gentío, y eso que a su alrededor se levantaron un par de hoteles. El resto son casitas de planta baja, jardines, tamarindos y palmeras, para recrear un escenario aún más relajante y apetecible. Pásate un día de estos y verás como te agrada.

Morer Vermell
Es Morer Vermell, una playita donde da gusto sestear. © El Playólogo/Maremecum.

5) Cala Poncet, la calita familiar de los vecinos de Alcúdia.

Cuando los vecinos de Alcúdia quieren escapar del gentío de sus famosas playas (esos arenales infinitos dotados de todos los servicios) se vienen a Alcanada, y cuando esta playa está tomada por la posidonia (algo muy habitual) acaban dándose los mejores chapuzones aquí, en esta calita de sabor familiar, donde nada se sabe de los malos vientos, pues aquí lo mismo se bañan apaciblemente los niños que se refugian las barcas. ¿Y sabes lo que más me gusta? Tomarme “un algo” en la terraza del bar que hay al lado mismo teniendo las mejores vistas de la bahía.

Cala Poncet

Cala Poncet, una agradable sorpresa para las parejas más esquivas. © El Playólogo/Maremecum.

6) Arenalet de Son Colom, la cala de los ermitaños de Betlem.

En la orilla este de la bahía de Alcúdia –muy cerca de la ermita del nacimiento– hay varias calitas que me tienen enamorado, y una de ellas es esta, que además de haber sido el escenario de los baños en sotana de los monjes de Betlem sigue siendo el mejor palco para sentarse a disfrutar de una de las más bellas puestas de sol del norte de Mallorca. Prueba y verás. Vente con la toalla, el bocata y con quien tú más quieras, pero olvida el móvil y la cartera, porque aquí ni hay donde gastarse el dinero ni disculpa alguna para no desconectar del mundo. La playita es tan solo un puñado de arena y desde ella apenas se ve presencia humana. Y recuerda: ¡no te vayas antes que el sol!

Arenalet de son Colom

Arenalet de son Colom, un puñadito de arena desde el que esperar al ocaso alejados del mundo. © El Playólogo/Maremecum.