La vital importancia de la Posidonia Oceánica

Mar Mediterraneo
España

La Posidonia oceánica es una fanerógama marina endémica del Mediterráneo que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad* por su extraordinaria importancia biológica, ecológica y sedimentológica, ya que generan un refugio vital para muchas especies y producen toneladas de biomasa cada año, evitan la erosión de las playas y aportan arena blanca, además de atrapar más dióxido de carbono y generar más oxígeno por metro cuadrado que ninguna selva tropical. Por este motivo (y muchos más que os iré desvelando) es fundamental conservarlas como elemento mitigador del cambio climático.

* En 1999 las praderas de posidonia existentes en el Parque Natural de Ses Salines (entre Ibiza y Formentera) fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco dentro de la denominación «Ibiza, biodiversidad y cultura».

Pero, vayamos por partes, porque su contribución al medio ambiente no termina ahí:

  • Generan oxígeno y descarbonizan la atmósfera:

Reciben merecidamente el nombre de "los pulmones del Mar Mediterráneo" porque producen entre 4 y 20 litros de oxígeno diarios por cada metro cuadrado, constituyendo una de las fuentes de oxigenación más importantes del Mediterráneo.
Además, son las responsables del 12% del carbono almacenado en los sedimentos del océano ya que capturan mucho más carbono de la atmósfera por metro cuadrado que ningún otro organismo, estimándose el valor del carbono almacenado en las praderas de posidonia de las Islas Baleares en unos 4.000 millones de euros.

  • Aportan alimento y refugio:

Las características propias de la planta, su dinámica de crecimiento y la gran cantidad de biomasa producida hacen de las praderas de posidonia el principal foco de biodiversidad marina en las Illes Balears, ya que facilitan el sostenimiento de comunidades de plantas y animales muy diversas*, tanto dentro como fuera del agua. Infinidad de organismos marinos no tendrían ningún otro lugar donde refugiarse en los fondos arenosos como en los que se desarrolla la posidonia. Son como un vivero en donde se alimentan y reproducen especies de gran interés para la economía azul.

* Se distinguen comunidades epífitas (es decir, bacterias, algas y briozoos que colonizan la superficie de las hojas y los rizomas de la planta), comunidades animales vágiles y sésiles, y comunidades de organismos detritívoros (los que se alimentan de las hojas muertas). Destaca por ser, en este sentido, el hábitat de Pinna nobilis, especie recientemente declarada en peligro de extinción. En definitiva, que las praderas (o más bien bosques) de posidonia oceánica constituyen el mejor efugio para la reproducción de las especies.

  • Protegen y mantienen las playas:

Aportan sedimento y las defienden frente a la erosión por los siguientes motivos:

Crean más arena blanca* gracias a las conchas de los organismos calcáreos epífitos que viven en las hojas de Posidonia, que al integrarse en el sustrato acumulado generan playas más blancas.

Al crecer forman arrecifes que frenan el oleaje. Actúan como verdaderos rompeolas que frenan las corrientes y evitan que la arena se vaya mar adentro.

Al cumplir su ciclo vital sus hojas muertas arrastradas sobre la orilla en invierno (conocidos como arribazones) hacen de dique natural contra las olas**.  Por eso es tan importante dejarlas sobre la arena, aunque ello incomode a los bañístas. Esas manchas oscuras no son suciedad, son la garantía de futuro de nuestras playas. ¡Y en Maremecum amamos las playas!

* En un único metro cuadrado pueden llegar a existir unas 10.000 hojas acintadas de color verde que forman unas matas sobre las que quedan retenidas las partículas en suspensión (sedimentos principalmente). Crecen verticalmente para “escapar” de estos sedimentos buscando la luz, de la que dependen para sobrevivir (por eso solo viven en aguas cristalinas y hasta los 40 m de profundidad). Crecen verticalmente y muy lentamente (unos 10-18 cm/siglo) debido al escaso aporte sedimentario del mar Mediterráneo, aunque las hojas se desarrollan hasta alcanzar los 150 cm de longitud cada temporada de verano, desprendiéndose cumplido su ciclo vital en el invierno por los temporales y el enfriamiento de las aguas, como si de un árbol de hoja caduca se tratara. Simplificando, cuando se entierran con arena intentan salir hacia el exterior buscando la luz y eso provoca que crezcan en vertical formando matas o arrecifes que son los que frenan el oleaje antes de llegar a las playas. Crecen más hacia arriba cuanto más sedimento les cae encima, aunque si es demasiado se pueden morir enterradas.
** Hay que poner de relieve su papel en la producción sedimentaria: los restos de los organismos con caparazón calcáreo que viven sobre las hojas son arrastrados y depositados en las playas, y constituyen una parte importante de los sedimentos arenosos del litoral balear. Hay que tener en cuenta que, en el caso de las Illes Balears, las costas sedimentarias (las playas) son las de mayor presencia y actividad humana. En estas los restos de posidonia se acumulan con carácter masivo, manteniendo su equilibrio sedimentario, por lo que su retirada en playas naturales o seminaturales no se considera conveniente desde un punto de vista ambiental. Pese a ello, existe una fuerte demanda de los sectores económicos con el fin de mantener las playas solo con arena. Está prohibido retirarlas con maquinaria pesada como se hacía antaño y eliminarlas, así que en algunas playas puedes verlas acumuladas en montones que se vuelven a extender sobre la orilla después de la temporada turística, para que protejan la playa durante los temporales de invierno. O al menos así se debería hacer.